Tirada en la cama de panza
los codos apoyados en la manta
sostiene mi cara y alucinada
mis ojos no pierden pisada . . .
así de chiquita observaba.
No es la Cenicienta,
Blancanieves o Sissi,
es mi madre que va a salir!
La que se transformaba
ante mis ojos,
deslumbrante y bella
hace aún de la magia
una realidad certera.